Ascanio

Apasionado del windsurf, de las olas, del viento, enamorado del océano y de la naturaleza en general. Todo empezó con un cursillo de windsurf a los 8 años. El resto ha sido una gran aventura.

Nacido en Ibiza en el 75, en una maravillosa isla que aún no conocía el turismo masivo, tuve la suerte de crecer en el salvaje norte de la isla rodeado de naturaleza en estado puro durante mi infancia y de enamorarme de ella.

A los 8 años descubrí el windsurf, un deporte al aire libre y, sobre todo, en completo contacto con la naturaleza. Enseguida se convirtió en una adicción. Terminé mis estudios… porque sí, porque había que terminarlos y porque no me gusta dejar las cosas a medias, así que, a los 23 años, me diplomé en ingeniería de operaciones de alta mar, guardé mi diploma y me lancé a la mayor aventura…

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Yo y el windsurf

Gracias al windsurf, he recorrido el mundo, descubierto lugares remotos y hostiles como el desierto de Baja California o las extensas áreas de Gnaraloo en la costa oeste de Australia… pero también paraísos junto al mar como Maui, la capital del windsurf hawaiano, o Jericoacoara en el corazón del desierto de Fortaleza en Brasil.

Dedicándome por completo a los saltos y al freestyle, comencé a competir y obtuve el respaldo de marcas líderes de la industria como Dakine, RRD, Chinook y Nolimitz. Es una gran satisfacción ser recompensado con lo que realmente te hace sentir realizado.

Al mismo tiempo, entré en contacto con «Surf a vela», la revista nacional española de windsurf. Como colaborador de la revista, ahora cuento con numerosas publicaciones sobre mis viajes, competiciones y maniobras. Gracias a ellas, obtuve mi primera «wildcard» para una de las pruebas del circuito de freestyle…

La enseñanza y la escuela

Ahora, con un enfoque diferente, reorientándome hacia la enseñanza y dejando atrás la competición, disfruto del windsurf en las olas en invierno y en verano de la gigantesca satisfacción que aporta ver aprender a niños y mayores, pero sobre todo enseñarles yo mismo mi pasión y ver la sonrisa que se les dibuja en la cara a cada pasito.

Curiosamente, casi 30 años después de mis primeros pasos, he llevado mi escuela en Playa d’en Bossa durante cerca de 10 temporadas (del 2011 al 2020), la misma playa donde aprendí en el 83. Esto es algo así como… volver a los orígenes, aunque me atrae igualmente probar otro de los tantos maravillosos rincones de mi hermosa isla.

Y cómo no decirlo, en julio de 2020 se abre una nueva puerta, una oportunidad nueva. Mudamos la escuela a Cala Martina en plena temporada, un cambio increíblemente positivo a todos los niveles: tanto por las maravillosas condiciones de trabajo en el agua – fáciles para los alumnos y para dar las clases – como por lo acogedora y agradable que es la playa, con su césped y sus palmeras, recordándome el estilo de las playas hawaianas. Esto hace que los momentos fuera del agua sean tan placenteros como aquellos dando clase.